ALBARRACIN, La batalla de Al-Ba-Razín.

La mañana soleada, ambiente agradable, en plena naturaleza de la sierra, la fría brisa acaricia a solo 2 grados de temperatura, me encuentro en lo más alto de la cima de la montaña donde se ubica la gran torre del andador, situada a la derecha de la población, las vistas magnificas, a mis pies se divisan perfectamente las calles de la histórica población, desde el ángulo de mi posición es excelente para contemplar y admirar el magnífico entorno de la sierra, al lado derecho e izquierdo de la torre, le siguen las altas murallas inicialmente construidas para rodear y proteger al poblado, casi cubren de parte a parte toda la cima del peñón, empezando desde el lado derecho del poblado, llegando hacia el mismo castillo ubicado en el lado izquierdo, al final en la punta está el convento franciscano, junto a la gran torre blanca, leyenda viva.

Son las 10 de la mañana, el pueblo tranquilo dedicado a la vida cotidiana, caza, arquitectura, estando en esa posición, a mis espaldas se oye un fuerte ruido y al levantar la vista al cielo veo un grupo muy numeroso de pájaros que volaban hacia el interior de la sierra, como asustados por alguna causa, observé con curiosidad el espectáculo, y como si algo hubiera retrocedido en el tiempo y en la historia del lugar, como si soñara despierto, me remontó a la época de los musulmanes, cuando la familia bereber de Al-Banu-Razín, reinaba la pequeña taifa de la sierra, de dicha familia vienen las raíces del pueblo, hasta que en el año 1.104 los almorávides la conquistaron, su época es anterior a la familia cristiana de los Azagra, quien conquistó la población en el año 1.170, llegando a crear un obispado propio, hasta que Pedro III de Aragón conquistó el pueblo en el año 1.285 pasando a la corona de Aragón.

Siguiendo con la mirada la huida en desbandada de los pájaros y volviendo a los remotos tiempos de los musulmanes, en el mismo lugar de la torre del andador, tiempo atrás, pasaba un vasallo residente en la población y se quedó curioso, observando la huida en masa de las aves del lugar hacia el interior de la sierra, al mirar hacia el horizonte, detectó se acercaba un gran ejercito cristiano que venían armados a caballo y a pie, dispuestos a presentar batalla, no esperó mas tiempo y corrió hasta la población gritando ¡¡peligro!!, ¡¡ataque!! ¡¡a por las armas!!, la gente despavorida en desorden al principio pero poco a poco se fue imponiendo la sensatez, las mujeres y los niños huyeron hacia el castillo, los musulmanes se reagruparon a mitad de la población, cubriendo las entradas del pueblo, armados con corazas, lanzas, arcos y espadas, dispuestos a defender su tierra.

El pueblo construido de arcilla roja, herencia cultural musulmana, se ubica en la cima de un peñón rodeado por el río Guadalaviar, para entrar en sus calles hay que subir las cuestas hasta llegar a la parte alta, donde el terreno es algo mas llano, los musulmanes se situaron algo subidos en la parte alta de las calles, para poder hacer frente al numeroso ejercito cristiano, al llegar éstos se posicionaron y exigieron la rendición a cambio de no atacar, pero los musulmanes empezaron a gritar al unísono:
¡¡¡No nos moverán!!! ¡¡¡No nos moverán!!!
¡¡¡No nos moverán!!! ¡¡¡No nos moverán!!!
¡¡¡No nos moverán!!! ¡¡¡No nos moverán!!!












El general cristiano ordenó el ataque y empezó una dura lucha cuerpo a cuerpo, cara a cara, que duró sin tregua hasta el anochecer, caben destacar las estrategias de los Banu Razín, que al principio respondieron al ataque de los cristianos, haciendo rodar enormes piedras camino abajo hacia los caballos derribando un buen número de ellos, frenando al enemigo, la segunda estrategia que utilizaron desde sus filas los musulmanes, fue esperar la subida de los de a pie y apuntar con su arcos, al disparar las flechas causaron estragos, hasta que el choque fue cuerpo a cuerpo, con la ventaja por parte musulmana del apoyo de arqueros desde las casas, a medida que iba avanzando el tiempo los de Banu Razín quizás luchando con mas furia y saña fueron imponiéndose en una sangrienta batalla sin desigual, muchos fueron los que cayeron, hubo numerosos heridos por ambas partes, en la antigüedad las batallas medievales terminaban en una auténtica carnicería, llegó un momento en que los musulmanes se multiplicaban con fuerza y garra, su lema morir o vencer, poco a poco se fueron imponiendo, al llegar las primeras sombras del anochecer los cristianos empezaron la retirada, lo que hizo crecer aun más la parte musulmana que empezó a gritar de jubilo atacando con mas fuerza, en toda la zona solo se oían gritos de euforia, a la que se sumaron las mujeres y niños que salieron del castillo, la población estalló en verdadero jubilo, parecía el coro de una orquesta con total euforia, contagioso y emocionante vitoreaban:
¡¡¡Al-Ba-Racín!!! ¡¡¡Al-Ba-Racín!!!
¡¡¡Al-Ba-Racín!!! ¡¡¡Al-Ba-Racín!!!
¡¡¡Al-Ba-Racín!!! ¡¡¡Al-Ba-Racín!!!

Los musulmanes estaban pronunciando el nombre actual del pueblo.


Varios días después de la batalla, se emitió el siguiente parte de guerra, para rendir homenaje a los hermanos caídos, fue leído al pueblo reunido por uno de los hijos de Banu Razín:

A la memoria de todos nuestros hermanos caídos en la lucha contra el invasor, porque siempre estarán en nuestro corazón, hoy con dolor y lagrimas pido silencio en su recuerdo....

Solo para nombrar especialmente algunos de ellos.

A nuestro hermano “El manco”, a pesar de tener un solo brazo, espada en mano y sin coraza, combatió en la lucha como un jabato hasta caer como un héroe....

A nuestro hermano “El bizco”, con los ojos desviados a ambos lados y sin apenas mirar de cara a su enemigo, cayó luchando como un bravo cosaco….

A nuestro hermano “El curro”, con sus pequeñas piernas arqueadas, y sin apenas poder correr, lucho con gran coraje y garra, hasta que una lanza acabó con su vida….

A nuestra hermana “La chatina”, que su condición de bella mujer, no le impidió vestirse como un bravo guerrero, coraza y espada en mano, mantuvo a raya al enemigo, hasta que cayó luchando con agallas….

A nuestra hermana “La mama”, se negó a esconderse en la torre, dando la cara a pesar de su edad, apoyó y defendió su tierra con garra, hasta que el enemigo la mató, sin ningún miramiento….

A nuestro hermano “El coloso” nuestro gigante en la batalla, por su altura, fuerza y furia, que empujó y derribó cuantos caballos se le pusieron por delante….

A nuestro hermano “El diana”, desde el tejado de una casa y con su fina puntería en su arco, sus flechas tumbaron más de ciento cincuenta enemigos, hasta que ya no le quedaron más para seguir disparando, al bajar a la lucha perdió su vida con bravura....

A nuestro hermano “El guerrero desconocido”, que se empleó con fuerza, saña y euforia, empujando al enemigo y abriendo filas con su espada y coraza, hasta ir ganando terreno en la batalla, gracias a él empujamos a los cristianos hacia abajo hasta expulsarlos de nuestro pueblo, cuando buscamos a nuestro bravo desconocido, ya no volvimos a saber de él, aquí le esperamos con los brazos abiertos….

A todo nuestro pueblo en general, por su valentía en no dejarse avasallar, y termino dando gracias a Allāh por ayudarnos a vencer en la dura batalla....

¡¡¡¡Viva Al-Ba-Racín!!!


En mis oídos aun retumba el estallido de jubilo de la población, la euforia contagia, el frío reinante me devuelve a la realidad, la temperatura había bajado de cero grados, empezaba a caer una fina capa de nieve que acariciaba la piel de mi cara, había pasado un rato distraído observando los detalles de la cultura musulmana, la población de Albarracín fue declarada en 1.961 zona Monumento Nacional, hoy está propuesta a la Unesco para ser declarada Patrimonio de la Humanidad.



© RMC 1-12-2009