Brisa Poética

Al despertar del difuso tiempo transcurrido,

aun persiste dentro de mí, la resaca de tu amor,

y continúas derribando las murallas del tiempo,

prolongando este sueño, que acecha vulnerable.

El amor ha sido, es, y será, nuestra razón de ser,

el que calma el orgullo culminando la cordura,

el que domina la soberbia derrochando ternura,

invade el corazón y levanta al vuelo la ilusión.

El amor es una flor que deshoja su aroma al cielo,

descubres su fragancia rodeado de sensaciones,

y como un misterio que emerge de sus entrañas,

te vuelcas amando la vida, hasta que toque partir.

El amor es la mirada soñadora de tus ojos,

cuando inquieta turbando mis pensamientos,

y entre brisa de emociones y geometría de gestos,

augura el paraíso y la felicidad como destino.

El amor es como la sonrisa que me dedicabas,

cuando sutil y seductora, nacía de tu corazón,

arrancabas de mi boca, un suspiro de amor,

y osabas callarme, saciando mi deseo en celo.

El amor es el pulso de pecar en lujuria delirante,

provocando plegarias en corrupta entrega,

y al entrar en deleite culminando la tentación,

el rocío inunda de pasiones nuestra piel.

El día que el amor despertó en indómito amanecer,

después de noche negra que infausto sueño desvela,

quebrando la felicidad con implacables secuelas,

llegaron futuros inciertos que en brisa poética debatía.

Tú fuiste la mágica ofrenda, encajando perfecta,

y mi corazón confuso, nunca consiguió olvidarte,

y en esta clausura, esperando eterno tu regreso,

fue pasando el tiempo, y al final partí sin ti.

© Ricardo Miñana 2011